Reportes de Vida

sábado, julio 11, 2015

Eres un misterio descubrido.
Revelado entre millones de ojos testigos.
Como un grito de noche entre tristezas.
Eres la mordida que todavía me duele en el antebrazo.

Eres la ruta que perdí.
El camino que de noche desparece entre mis sueños.
Queriendo subir hasta tus ojos.
Queriendo llegar hasta tus nubes.

Cuántas más montañas eres desde esta tarde.
Cuántos oceanos de mi sangre se levantan hacia tí.
A intentar que mires mis pantanos y mis mañanas.
A rogar que quieras bañar esta arena que se acostumbró a tu retorno.
Cada vez que recuerdo esa noche inutil.
Me resuenan las palabras estupidas de tus manos torpes.
Me acuerdo de la distancia y se detiene la respiración.
Sin recuerdos, sin ningun animo remanente.

Siento esa lectura triste de lideres que apenas llenan el vacío.
Y me doy cuenta de lo pobre que has sido.
De lo pobre que serás.
Buscando la vida entre cadáveres.
Un exilio de pronto me alejó de tu centro.
Cuando entro en mi atuendo,
me encontro con todas tus palabras.
Veo todos los unicornios amenazando el día.
Todas las estrellas cayendo hasta mis pies.

Cada vez que es sábado recuerdo tus manos apretandome.
Siento tus labios frios y calientes apoyándose en mi boca.

Y simplemente cierro los ojos. Apago las luces.
Porque sé que nunca.
Jamás volveran tus besos a mis dias.

Varios años más tarde leo el pedazo de vida que quedó botado en la calle.
Miro hacia atrás ese trozo de vida muerta que atropellan todos tus autos.
Y me doy cuenta de la desgracia.
Del temido sabor de haber conocido tus pezones.