Reportes de Vida

sábado, septiembre 29, 2007

Como nunca antes, miro. Más bien escucho lo que hay debajo de mi cien. Debajo de la grasa.
Escucho una y otra vez los silencios y los nocturnos.
Abrazado a la almohada con lágrimas en las palmas de mis manos.
Sin poder deternerlas. Sin poder contenerlas.
Como lluvia hacia la derecha en el sonar. Cuidando los tiempos y los volúmenes.
Cuidando las pausas y los silencios.


Como naves hacia la derecha en la noche.